Oriana Marzoli está atravesando un difícil momento en el reality de Canal 13, “¿Ganar o Servir?”, debido a problemas sentimentales. En el último capítulo, la española no pudo contener las lágrimas al observar el comportamiento de Facundo González con otras participantes.

Todo comenzó después de una discusión entre ellos, donde Facundo le preguntó a Oriana por qué lo estaba ignorando, sin obtener respuesta. Oriana se mostró muy afectada al verlo con Julia Fernández.

“¿Qué pasa?”, le preguntó Pangal Andrade al verla tapada con una manta en el sillón. “Nada”, respondió ella con voz quebrada. Ante la insistencia de Pangal, Oriana se sinceró: “¡Uy, es que me da rabia! Lloro de la impotencia porque me dan rabia las cosas”.

Oriana explicó que estaba enojada consigo misma porque sabía que no debía abrir su corazón a alguien nuevo. “Por eso soy una cerrada, no quiero conocer a nadie, y tenía la actitud que yo tenía cuando llegué y no me gusta nadie, no quiero nada”.

“No sé por qué no puedo fijarme en gente más normal, me da rabia conmigo misma. Entonces, ahí ya se me han ido los enanitos al bosque porque ¿por qué a mí los tíos me ven la cara de tonta? Por eso no me apetece conocer a nadie y me cierro porque me dan asco todos”.

“Él tiene orejas de cerdo, boca de cerdo, patas de cerdo, es porque es un cerdo y punto”, declaró. “A ver si por una vez en mi vida en este reality tengo que aprender a hacer las cosas bien, por eso veo una red flag y a tomar por culo”, agregó, haciendo un gesto con la mano.

Oriana decide quedarse con Raimundo Cerda finalmente

“¿Quieres algo sano para ti? Es el Toro”, le aconsejó Pangal, refiriéndose a Raimundo Cerda. “Entonces es todo, voy a quedarme con él”, afirmó Oriana.

“Es que a ti te gusta un hueón que no puedes controlar tampoco, y al ‘toro’ lo puedes controlar, hacer lo que quieras”, reflexionó Andrade sobre los gustos de su amiga.

“Pero es que quiero algo sano… Siempre es el mismo perfil. El que todo el mundo me dice: ‘ese no’ y yo digo sí, ese sí”, concluyó molesta Oriana, reconociendo un patrón en sus elecciones sentimentales.