Nuevos antecedentes han surgido sobre el intento de homicidio que sufrió un conocido comerciante de 51 años en Concepción, quien fue atacado por un sicario colombiano. Este caso ha causado gran impacto a nivel nacional, especialmente tras revelarse que los tres hijos de la víctima habrían contratado al extranjero para llevar a cabo el crimen.

Según los informes, la confesión de Brayan, el agresor, fue clave para vincular a los demás involucrados, quienes le habrían pagado una cantidad de dinero, aunque incompleta, para que acabara con la vida de su padre.

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El testimonio del “sicario” Durante la audiencia de formalización, el colombiano declaró que había desertado del Ejército de su país y que ingresó a Chile el año pasado a través de un paso fronterizo no habilitado en Colchane.

Respecto a su relación con los hijos del empresario, Brayan relató que conoció a uno de ellos en julio de 2023, cuando ambos coincidieron en una discoteca del Barrio Estación en Concepción.

“Ese día solo conversamos sobre trabajo, pero como sabían que era colombiano, me ofrecieron traficar droga. Moví bastante marihuana hasta que me arrestaron en Coronel. Desde entonces dejé de trabajar con ellos”, señaló en su declaración ante la justicia, difundida por BioBioChile.

Ya en 2024, otro de los hijos del comerciante lo contactó nuevamente. “Nano, quiero que mates a mi papá”, le solicitó.

“Le pregunté si realmente quería que matara a su padre y me respondió que sí, que solo confiaba en mí para hacerlo”, recordó el colombiano.

¿Cuál fue el motivo del ataque?

Después de acordar un pago de 3 millones, la entrega de una pistola y un celular, el plan se puso en marcha. También reveló el motivo del ataque, o al menos lo que le dijeron.

“Me explicaron que querían matarlo por cuestiones de dinero y porque Don Mauricio, el padre, había enviado a Maximiliano a la cárcel por ciertos problemas, lo demandó y terminó en prisión poco antes”, relató.

Sobre la noche del ataque, Brayan describió que “esa noche de jueves me acosté con mi pareja, puse la alarma para las 3:00 AM y cuando sonó, me levanté y le dije que iba a trabajar, a hacer un encargo para mi primo”.

“Disparé la primera vez, pero la bala no salió. Volví a apretar el gatillo, pero tampoco funcionó. Recargué el arma y le apunté a la cabeza, y en ese momento el Cucho (la víctima) me dijo ‘no lo haga, qué está haciendo, no lo haga, mijo’. Le respondí que no me mirara, que no se acercara. Esbozó una sonrisa y fue entonces cuando disparé por tercera vez, y ahora sí salió la bala, lo herí en la cabeza y salí corriendo”, concluyó.