Además del vergonzoso episodio en la Supercopa de Chile 2024, protagonizado por Huachipato y Colo Colo, Marcelo Díaz causó revuelo en las redes sociales al burlarse de la cancelación del primer encuentro oficial de la temporada en el fútbol chileno, dejando el trofeo en el aire tras una interrupción súbita a los 85 minutos.

El enfrentamiento, que marcó la reinauguración del Estadio Nacional después de las remodelaciones por los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, vio cómo un conjunto de aficionados de Colo Colo desafiaba constantemente a la seguridad y a los organizadores.

Cerca del final, el referí José Cabero dio por terminado el partido por segunda vez, esta vez de manera definitiva. Aficionados de Colo Colo arrojaron objetos y prendieron fuego, cruzando también hacia la pista de atletismo. Las llamas llegaron hasta el Memorial a los Detenidos Desaparecidos.

Justo después de la suspensión de la Supercopa, Marcelo Díaz compartió en Instagram una imagen aérea del Estadio Nacional, lleno de seguidores de la Universidad de Chile, acompañada del texto “nosotros te queremos, nosotros te cuidamos. Somos y siempre fuimos diferentes”.

El escándalo protagonizado por Marcelo Díaz

En su post, Carepato menciona a la cuenta oficial de Chuncho y a la hinchada de la Universidad de Chile, poniendo el sello a su polémica aparición después de volver a los azules como su capitán.

El sarcasmo de Díaz no contribuye en absoluto a resolver un asunto serio y profundo que ha echado raíces en el fútbol y la sociedad chilena. Por si fuera poco, tampoco es difícil recordar los incidentes y destrozos causados por los aficionados azules, tanto en el Nacional como en otros estadios.

La solución parece simple, a pesar de que las causas y argumentos sean variados y complejos: el fútbol chileno está invadido por delincuentes que se ven a sí mismos como dueños y figuras principales de un espectáculo que no les pertenece, dañando también a los verdaderos seguidores.

Estos delincuentes se encuentran entre los seguidores de todos los equipos. Y, una vez más, el fútbol chileno es el gran perjudicado. El escándalo es amargo y triste.