“¿Quién ha sustraído tus calzados? ¿Por qué me acusas así?”, confrontó Junior Playboy, tras ser señalado por Arturo Longton de ocultar sus prendas. “¿Quién más podría? ¿Fabio (Agostini)?”, replicó “La Leyenda” en Tierra Brava (Canal 13).

Entretanto, Luis Mateucci intervino provocando, lo que enfureció a Arturo, quien se levantó de su lecho, exhibiendo su mejilla, desafiando a Junior a golpearlo. “Aquí estoy, ven”, desafió. “Jamás sustraí tus malditas zapatillas”, insistió el otro. “Cree que todo lo puede decir este inútil piojoso… no sirve para nada”, exclamó, exasperado.

Arturo se recostó nuevamente, pero las burlas continuaban desde el otro extremo de la casa, mencionando incluso a su familia, lo que provocó que se levantara y fuera directamente a enfrentarse con su oponente, siendo detenido por Fabio. “Basta ya”, ordenó Angélica Sepúlveda.

Arturo se derrumbó emocionalmente

Instantes después, Arturo se mostró visiblemente afectado, consolado por Dani Castro y especialmente por Jhonatan Mujica, quien atendió sus quejas. “Estoy estresado, amigo”, expresó, luego se cubrió el rostro con una manta y rompió en llanto. “Te comprendo”, respondió el otro, consolándolo.

“¿Sabes qué? Llorar es lo mejor, porque elimina el cortisol”, explicó Jhonatan, “que es lo que te estresa; así que deshazte de ello”. Mientras, Junior recibía consejos de Daniela Aránguiz.

“¿Es por Junior?”, inquirió Fran Undurraga a Arturo sobre la razón de su llanto. “No, es todo, el estrés acumulado de todo; las lesiones, el malestar estomacal, las disputas, los alaridos… Me agobia”, se sinceró.

Luego, Dani arribó con un té con miel, mientras Arturo reafirmaba estar “en un 90%” convencido de la implicación de Junior en la desaparición de su calzado. “Le pondría excremento de cerdo en su cama”, simpatizó Fran.

Posteriormente, Futuro y Fabio se unieron a la charla, bromeando hasta que el español confesó haber ocultado las zapatillas como una broma, provocando risas y sorprendiendo a Arturo.

Después, Junior y Arturo resolvieron sus diferencias, conversaron, y se dieron un apretón de manos y un abrazo. Y Arturo se emocionó nuevamente. “Pero no llores, amigo”, le aconsejó Junior, palmoteándole la espalda.