La mayoría de los chilenos son conscientes de que viven en un país propenso a los terremotos, pero esto no significa que sea agradable enfrentar la posibilidad de un megaterremoto en la zona central que podría desencadenar un devastador tsunami.

Las evidencias indican que se espera un sismo de magnitud superior a 9, similar al ocurrido en Japón en 2011. En esa ocasión, un terremoto de magnitud 9,1 generó olas de hasta 10 metros que arrasaron todo a su paso en menos de 40 minutos, causando la muerte de aproximadamente 20 personas.

Aunque este evento puede parecer lejano para muchos, las pruebas son contundentes y se espera que algo similar ocurra en Chile, lo que plantea la pregunta de si estamos preparados para enfrentar esta emergencia y cuándo podría ocurrir.

En cuanto a esta última interrogante, si bien no hay una respuesta concreta, existen estimaciones basadas en rangos de tiempo.

¿Estamos en el periodo propicio para un megaterremoto?

Los terremotos de magnitud superior a 8 ocurren en promedio cada 80 años, mientras que los megaterremotos ocurren en promedio cada 200 a 600 años. Han transcurrido 293 años desde el último gran terremoto en la zona central.

“Si nosotros vemos que se está acumulando mucho y que no ha habido un gran terremoto hace 300 años, entonces decimos esto es lo que se llama una laguna sísmica, aquí hay potencial para que se genere un gran terremoto”, explicó Daniel Melnick, académico de la Universidad Austral.

“Puede ocurrir mañana o puede ocurrir en 50 años más”, aseguró.

En 2010, ya se liberó energía en el sur, y lo mismo ocurrió en el norte en 2015, por lo que solo falta que ocurra en la zona central, entre Illapel y San Antonio.

Alejandra Gubler, investigadora del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden), apuntó que “ha habido otros terremotos que han liberado energía, pero en las zonas profundas y faltaría que se libere en las zonas poco profundas, que son justamente las que están debajo del océano, que se levantarían y podrían generar un tsunami muy grande”.

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Terremotos superiores a 9

En 2012, el SHOA actualizó los mapas de inundación teniendo en cuenta un escenario de un terremoto de magnitud 9 o superior. En el caso de la comuna de Valparaíso, el mar se adentraría hasta la avenida Pedro Montt e incluso llegaría hasta la sede del Congreso.

“Hemos calculado entre unos tres metros de altura, que es más o menos todo el nivel del primer piso (del Congreso). Pero no es solamente el agua que llega, sino que llega corriente, transportando material que viene desde la costa, basura que muchas veces genera la mayor cantidad de víctimas”, explicó Marco Cisternas, profesor de la Universidad Católica de Valparaíso, especialista en paleosismología.

Según las simulaciones realizadas por Cigiden, en el peor escenario, el agua podría alcanzar la ciudad de Valparaíso entre 10 y 15 minutos después del terremoto.

Viña del Mar

En Viña del Mar, la profundidad de la inundación superaría los seis metros en la costa, pero la zona afectada sería mucho más extensa. El agua llegaría más allá del Sporting. La evacuación no sería un proceso fácil.

“Las simulaciones que realizamos nos dicen que acá en el borde costero el tsunami podría llegar aproximadamente en 13 minutos y comenzar a inundar a Viña entre 13 a 20 minutos, llegando hasta avenida Libertad”, indicó Alejandra Gubler.

El académico e investigador de la Universidad Técnica Federico Santa María y de Cigiden, Jorge León, sostuvo que la evacuación “tendría que desarrollarse de manera muy eficiente, muy rápidamente y muy sincronizadamente”.

Gubler, afirmó que el tsunami “no sólo llega muy rápido, sino que alcanzaría grandes profundidades de inundación. Entonces, imagina un muro de agua, avanzando a varios metros por segundos, que sería capaz de destruir prácticamente todo a su alcance”.

En ambas zonas, hay más de 70 jardines infantiles y salas cuna, 101 colegios y 81 sedes universitarias. Si el tsunami ocurriera en un día de semana, habría aproximadamente 42,677 niños y niñas en el área de inundación.

De acuerdo con los modelos de Cigiden, una parte significativa de la población, especialmente niños y adultos mayores, no lograría evacuar a un lugar seguro a tiempo. Por esta razón, es urgente considerar otras opciones.

Evacuación vertical

León afirmó que, teniendo en cuenta las dificultades, “habría que empezar a evaluar la posibilidad de evacuar verticalmente”, es decir, en edificios de altura.

“La recomendación de Senapred es que sean al menos ocho pisos”, indicó, aclarando que “sabemos muy poco cuáles edificios podrían ser aptos para servir como refugio de evacuación vertical”.

Álvaro Hormazabal, director nacional de Senapred, explicó que “nosotros tenemos una norma sísmica, que establece que deberían soportar movimientos fuertes para distintas modelaciones que se tienen. Pero no tenemos una norma que diga como debe ser la infraestructura de tsunami resistente”.